El jueves
13 de septiembre se realizó en forma simultánea un
cacerolazo de claro sentido antigubernamental. Todavía resuena la
polémica por esa manifestación política.
EMILIO MARIN
cacerolazo de claro sentido antigubernamental. Todavía resuena la
polémica por esa manifestación política.
EMILIO MARIN
Las manifestaciones del jueves pasado de una parte de la población en
contra de Cristina Fernández de Kirchner han tejado muchísima tela
para cortar. Hasta las voces más objetivas del gobierno han admitido
que no aquéllas fueron protagonizadas por un pequeño sector,
numéricamente hablando. Lo cuantitativo debe ser tenido en cuenta. Fue
un cacerolazo, en rigor varios, con bastante asistencia.
Por supuesto que en política el número importa, pero nunca puede ser
el elemento decisivo y menos indicar de por sí un certificado de
calidad o de la razón de sus demandas. Es un factor que sirve para
medir la extensión de un fenómeno. Y en concreto, los hechos del
jueves 13 tuvieron envergadura, esto al margen de la forma interesada
como los agrandaron los medios de comunicación monopólicos, enemigos
del gobierno, y la oposición conservadora, especialmente el PRO de
Mauricio Macri.